Más que un año, es un punto de partida. Desde cero, todo está por escribir.
Pero también un punto de inflexión, de cambio, de vértigo.
Tiene esa horrible sensación de angustia de un punto y final. Una etapa que se cierra. Pero consuela tener el respiro del punto y aparte.
Un año similar también a los puntos de sutura, de los que cierran heridas y dejan cicatrices.
Pero no deja de ser un punto. Un hecho puntual.
Es increíble la cantidad de planes que pueden caber en un punto. Planes en español y en inglés.
Es increíble la cantidad de recuerdos que pueden caber en un punto. Y en un Fiat Punto. Pero los recuerdos no puntúan.
Es increíble la cantidad de dudas que pueden caber en un punto. Y más si son suspensivos.
Porque la mayoría de los puntos suspensivos son de sutura.
Lo difícil es terminar el punto sin acabar en coma.
Y estamos a punto. Y al punto.
Puede que estemos en un punto crítico, pero lo importante es seguir teniendo puntos de apoyo que nos hagan olvidar nuestros puntos débiles.
Es sólo mi punto de vista.
Enero es el principio, sólo estamos en punto muerto y es hora de arrancar.
Y qué mejor guía que un punto cardinal. O carnal.
Empecemos con un punto y coma, cierro paréntesis.
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