Es uno de
esos lugares que no son espacios, son tiempos.
Es uno de
esos lugares en los que al llegar, te imaginas descubriéndoselo a tus personas
preferidas.
Pero no es
uno de esos lugares, es El Lugar.
El lugar de
la gente que corre como si ya hubiese perdido demasiado tiempo.
El lugar de
las citas en las que se gasta más oxitocina que materia gris.
El lugar de
las cervezas en la hierba y de la hierba en los pulmones.
Lo triste
es que en este rincón hay más alergia que flores y más fotos que besos.
Pero gana
de noche, como las poesías de insomnio y el alcohol de garrafón.
No sólo fue
un regalo, sigue siéndolo cada día.
No es más
que cuatro piedras viejas y un mirador.
No es más
que un montón de recuerdos usados y Amón de Debod.