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Soy la escritora de mi única novela.

miércoles, 12 de enero de 2011

Faltan siete palabras para que mis labios caigan en el infierno

Me encanta pensar en las gominolas chupadas y darme cuenta de que hice bien en no masticarla, alguien lo hará por mí. Pronto.

Una llamada perdida.

Me gusta jugar con fuego. Y hacer entradas aquí con cosas que no importan a nadie pero que me hacen quedarme más agusto que cuando me quito los tacones el domingo por la mañana.

Otra llamada perdida.

El maldito destino se aburre y me gasta bromas de mal gusto, como cuando suena esa canción, sonrío, y me enfado en milésimas de segundo.
Miro el movil y solo se ve la hora. ¡Joder! Y lo guardo y no me acuerdo de qué hora es, pero no miraba eso.

Me hago fotos recién levantada y no las borro porque así es como soy.

Llega el jueves y no sólo aparece la hora en el movil, pero ahora sí que quería saberlo para calcular cuánto tiempo me queda para salir a matar. Apagaría el movil, pero por algún motivo prefiero no hacerlo. Y no es que se acuerde de mí, es que se acuerda de los que me recuerdan a diario. Y a mí me da la risa floja.

Otra vez más.

Dame más razones con hielo... y con azúcar. Me gusta muchísimo planear el asalto al mundo. Planear cosas estúpidas e inmaduras, porque soy inmadura, pero no estúpida. Escondí las ocho letras en el cajón de NO y la llave se me cayó cuando me agaché a buscar la vergüenza.

Una llamada perdida más.

"Es tan corto el amor y es tan largo el olvido." Pablo Neruda

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